Refleja la estructura económica y productiva del municipio. Los elementos que se observan están relacionados con: el tamaño de la economía, las tendencias de crecimiento, la comparación con entornos externos de otras entidades territoriales, las infraestructuras y algunos elementos relacionados con la disponibilidad de recursos que potencian la economía local.
Este índice reúne los recursos fiscales de los municipios para analizar: la capacidad de cada administración territorial de dinamizar su desarrollo a través de la inversión pública; la contribución al PIB departamental para medir la capacidad de cada entidad territorial de crear valor agregado; y la facilidad de que sus habitantes accedan a la información y de la inversión en Ciencia y Tecnología.
Hay una alta coincidencia al comparar los resultados de los mapas señalados antes con el de la capacidad económica (Mapa 4). Esta situación lleva a inferir que aquellos municipios que poseen debilidades económicas han sido golpeados por el conflicto armado, se encuentran principalmente en zonas rurales y tienen una capacidad institucional baja. Sumado a esto, muchos de ellos tienen riesgo de violencia en el posconflicto, por lo cual se hacen necesarias acciones que fortalezcan la capacidad de desarrollo municipal en términos económicos; por ejemplo: reactivando su economía con la sustitución de cultivos ilícitos, alternativas a la minería ilegal y rendición de cuentas por parte de la ciudadanía.
Las empresas son fundamentales en este aspecto, ya que pueden liderar proyectos de asesoría en las administraciones locales, capa-citar a los habitantes de estas comunidades en oficios que permitan la reactivación económica, y con sus acciones pueden ir instaurando una cultura de la legalidad a través de un trabajo enmarcado en labores legales. Así mismo, pueden innovar con productos que sustituyan muchas de las economías ilegales presentes en los territorios y que se han convertido en la única fuente de ingresos para los pobladores de estos municipios.