Luthier en el barrio La Concordia (Bogotá)
@andreaortizola

Las dimensiones expuestas en el Módulo 4 establecen el amplio portafolio de iniciativas mediante las cuales el sector empresarial puede contribuir a la construcción de paz en Colombia. El paso siguiente consiste en entender cómo las empresas pueden seleccionar un conjunto de acciones específicas dentro de las dimensiones, que además de aportar a la paz, generen beneficios de doble vía (o creación de valor compartido), es decir, beneficios tanto para las empresas que los implementan, como para los grupos de interés que están involucrados en su implementación.

La identificación de los temas de paz que son estratégicos desde un punto de vista empresarial se realizará a partir de un análisis de materialidad con enfoque de paz. La “materialidad” hace referencia a aquellos asuntos (o temas) que revisten especial relevancia para las empresas y sus grupos de interés, pues: i) reflejan los principales impactos económicos, ambientales y sociales de la organización, y también ii) influyen de un modo sustancial en las evaluaciones y decisiones de sus grupos de interés. Entonces, el análisis de materialidad consiste en determinar los asuntos que son relevantes para actores que están dentro y fuera de la empresa por medio de un ejercicio participativo e incluyente.

Decimos que el análisis de materialidad tiene un enfoque de paz, debido a que, a diferencia del análisis tradicional que toma como referencia las dimensiones de la sostenibilidad –a saber: económica, social y ambiental–, el ejercicio que proponemos se basa en las cinco dimensiones de la construcción de paz y dará como resultado principal un conjunto de temáticas estratégicas en las cuales las empresas deberían fundamentar su aporte a la paz en Colombia. En síntesis, el modelo de construcción de paz desde el sector empresarial propuesto en esta Guía se basa en un enfoque de creación de valor compartido, el cual busca que las empresas hagan inversiones sociales que tengan la capacidad de mejorar su posición competitiva, al tiempo que generan beneficios sociales y ambientales en su entorno.

Los grupos de interés (o partes interesadas o stakeholders) están en el corazón del análisis de materialidad.

“Los grupos de interés son entidades o individuos a los que las actividades, los productos o los servicios de la organización pueden afectar de manera significativa, y cuyas acciones pueden afectar dentro de lo razonable a la capacidad de la organización para desarrollar con éxito sus estrategias y alcanzar sus objetivos.” (Global Reporting Iniciative [GRI], 2013, Parte II, p. 9).

Las partes interesadas se clasifican en internas –propietarios e inversores, trabajadores y colaboradores– y externas –el resto de grupos–. La correcta interacción de las empresas con ambas clases de stakeholders resulta determinante para el cumplimiento de sus objetivos misionales, la generación de confianza y el fortalecimiento de su reputación. Algunos grupos de interés son prioritarios para todo tipo de empresas, mientras que otros cobran mayor relevancia según el tipo de actividad económica que estas desarrollen.

Ninguna empresa puede funcionar sin capital de trabajo ni personas que día a día lleven a cabo las tareas más relevantes; entonces, propietarios y accionistas, así como trabajadores y colaboradores, suelen ser parte de los grupos de interés de las empresas. Lo mismo ocurre con proveedores y distribuidores, pues toda empresa requiere insumos con qué trabajar y gente que distribuya sus productos o preste sus servicios. De igual modo, las empresas dependen de clientes y consumidores, pues ninguna empresa puede operar de manera autónoma y sostenible si no logra recuperar (y multiplicar) las inversiones realizadas.

Las comunidades locales –entendidas como el conjunto de personas residentes en las áreas de influencia de las empresas– suelen ser grupos de interés prioritarios para empresas que operan en sectores que generan grandes impactos económicos, sociales y ambientales, tales como el minero-energético, el industrial y el agropecuario. Así mismo, el gobierno local suele ser un grupo de interés prioritario para las empresas que operan en las zonas más afectadas por el conflicto armado o con indicadores socioeconómicos relativamente bajos, ya que, por definición, parte de los problemas que afrontan dichos territorios y poblaciones se debe a la debilidad de las entidades públicas. La lista de casos y ejemplos específicos para cada actividad o sector económico podría continuar de forma indefinida; por ahora, la idea que nos interesa dejar en claro es que todas las empresas tienen grupos de interés que deben identificar y con los que deben relacionarse satisfactoriamente, a fin de garantizar la estabilidad de sus operaciones e incrementar el impacto positivo de sus acciones.