Inversiones en el contexto competitivo de la empresa

Los dos caminos descritos para la creación de valor compartido, al estar articulados con el quehacer económico de las empresas, generan dividendos directos y palpables. Así, por ejemplo, la realización de negocios inclusivos para la provisión de insumos y materias primas –como en el programa Hit Social de Postobón o la relación comercial de Wok con Redefrío– genera beneficios a la empresa que los lidera, tales como: mejora en la calidad de los productos recibidos, mayor garantía en el cumplimiento de normas ambientales, disminución del riesgo de desabastecimiento, estabilidad en los precios de compra y protección ante las fluctuaciones de la tasa de cambio, pues ahora pueden comprar en el mercado local parte de las mercancías que antes importaban.

En términos generales, es claro cómo la implementación de acciones de paz articulada a la dimensión socioeconómica generan beneficios de doble vía, es decir, tanto para los grupos de interés favorecidos como para la empresa que las ejecuta. No ocurre igual con las acciones que los empresarios adelantan en el marco de las otras cuatro dimensiones.

A primera vista, no es evidente cómo tomar acciones que contribuyan a resolver los retos del posconflicto relacionados con la reconstrucción del tejido social, la gobernanza, la seguridad y el respeto a los derechos humanos puede mejorar la posición competitiva de la empresa. No obstante, si se seleccionan a partir del análisis de materialidad expuesto en el Módulo 4 y se implementan bajo la lógica de la creación de valor compartido desarrollada en este Módulo, las iniciativas de paz implementadas en las dimensiones no económicas también pueden generar beneficios para la organización que las implementa.

Las inversiones en el contexto competitivo de la empresa son fundamentales para garantizar la estabilidad de su operación y la mejora en su posición competitiva. Algunos de los factores que determinan el contexto competitivo también están relacionados con los retos del posconflicto, de manera que las inversiones que las empresas hacen para mejorarlos se convierten, al mismo tiempo, en contribuciones a la paz. Entre otras, cabe mencionar acciones empresariales relacionadas con lo siguiente:

Mejora en las condiciones sociales de las comunidades radicadas en la zona de influencia

“Las empresas no pueden ser exitosas en sociedades fracasadas”, dicen algunos empresarios. La inversión social privada dirigida a la satisfacción de las necesidades básicas de las comunidades locales –salud, educación, vivienda, servicios públicos y generación de ingresos– no solo tienen impactos sociales altos, sino que también contribuyen a mejorar la calidad del recurso humano y a expandir los mercados. Adicionalmente, las iniciativas empresariales a favor de actores locales –en especial las comunidades– han demostrado ser un mecanismo idóneo para mejorar el relacionamiento de la empresa con los grupos vinculados, de manera que contribuye a crear lazos de confianza, establecer mecanismos pacíficos de comunicación y obtener la licencia social de operación. Todo ello se traduce, al final, en condiciones más estables para la operación del negocio, sobre todo si se trata de empresas con grandes impactos locales y zonas de influencia directa extendidas.

Mitigación de los impactos de la operación

La mitigación de los impactos negativos de la operación en las dimensiones económica, social y ambiental es un mecanismo idóneo para la prevención de conflictos sociales y la socialización de los beneficios económicos generados por la empresa. En el libro La minería en el posconflicto: un asunto de quilates, la Fundación Paz & Reconciliación encontró que la primera y la tercera subcausa específica que arguyeron los actores para entrar en conflictos sociales en el marco de la operación del sector minero-energético fueron: el impacto (esperado o efectivo) en el recurso hídrico y las consecuencias económicas indirectas de la operación. Esto quiere decir que la mitigación de impactos es, a su vez, una estrategia para evitar conflictos sociales y mejorar la estabilidad del negocio (León y Riaño, 2017).

Mejora en la infraestructura física local

Las inversiones relacionadas con la infraestructura física –es decir, infraestructura de servicios básicos, infraestructura para la vida y la convivencia e infraestructura para la competitividad y el desarrollo económico– no solo benefician a las empresas (pues disminuyen costos y mejoran el rendimiento), sino también a las comunidades que residen en los territorios que las albergan (pues mejoran su calidad de vida). Si bien el Estado es el principal responsable de la realización de estas inversiones, en el posconflicto existe la invitación a que las empresas las lideren en los territorios priorizados y a que, en contraprestación, reciban beneficios tributarios (ver ).

Fortalecimiento del gobierno local

La presencia diferenciada del Estado en lo nacional y local se ve reflejada en el imperio de la corrupción, la malversación de los recursos públicos y la baja capacidad técnica de sus funcionarios, entre otros elementos. La inversión social privada dirigida al fortalecimiento de los gobiernos locales puede contribuir a hacer más transparente la gestión pública, a aumentar el impacto de las iniciativas estatales y, sobre todo, a disminuir el grado de dependencia de la región en la empresa.

Seguridad

La conservación de la seguridad es vital para el curso normal de los negocios, para el funcionamiento del Estado y para la vida cotidiana de las personas y las comunidades. Además, en vista de que es un bien público, la seguridad genera beneficios para todos los actores del territorio, de manera que las inversiones que las empresas realicen en este aspecto tienen un radio de impacto que excede el de sus intereses.

En suma, la contribución a la paz que las empresas realizan en el marco de las dimensiones B, C, D y E también puede generar valor compartido y, por lo tanto, mejorar la posición competitiva de la empresa. Para lograrlo, las inversiones deben hacerse con base en el análisis de materialidad y deben estar relacionadas con factores del contexto que son relevantes para su operación.

Los beneficios de la inversión social privada de las dimensiones B a E se concentran principalmente en: i) la mejora del relacionamiento de la empresa con los actores locales, ii) la mejora en la reputación de la empresa, iii) la mayor estabilidad de la operación, iv) la obtención de la licencia social para operar, y v) la disminución de costos de operación.