La cadena de valor es un método para examinar las actividades que realiza toda empresa al diseñar, producir, comercializar y distribuir bienes y servicios; o bien es el conjunto de procesos mediante el cual se crea un producto o un servicio útil para los clientes. Como método, la cadena de valor tiene la ventaja de que sirve para analizar cualquier sector económico, pues elimina aquello que los diferencia (producción de bienes y servicios específicos) y los reduce a aquello que tienen en común (procesos generales que ejecutados en la producción de bienes y servicios).
La cadena de valor está compuesta por dos actividades: primarias y de apoyo. Las actividades primarias son las que intervienen en la creación del producto o en la prestación del servicio, en su venta o transferencia al cliente, así como en la asistencia o el servicio posventa. Por su parte, las actividades de apoyo respaldan a las primarias por medio de la provisión de materias primas, tecnología, recursos humanos y diversos sistemas de soporte (Porter y Kramer, 2006). Las actividades y las subactividades del proceso de creación de valor están expuestas en el Esquema 7.
El valor (o margen) es la diferencia entre los ingresos totales y los costes totales, y su maximización es el objetivo principal de las empresas tradicionales, es decir, de aquellos negocios que consideran que su única responsabilidad social es incrementar la rentabilidad de las operaciones a favor de los accionistas y que su contribución a la sociedad consiste exclusivamente en generar empleo y pagar impuestos, sin importar las condiciones generales en las que viven las comunidades que residen en el lugar donde operan.
El principio de la creación de valor compartido se basa en la idea de reformular la forma clásica de hacer negocios, de manera que no solo se genere valor para la empresa, sino también para la sociedad. A fin de lograrlo, las empresas deben reconcebir sus procesos productivos para pasar de la creación de valor (a secas) a la creación de valor compartido (es decir, valor económico y social para los diferentes actores involucrados en el negocio). Dando un paso más adelante, la creación de valor compartido que aporta a la paz vincula la cadena de valor a poblaciones vulnerables en razón del conflicto, que están ubicadas dentro o fuera de los territorios prioritarios para el posconflicto.
En términos generales, las empresas pueden vincular a la población vulnerable a su cadena de valor por medio de alguna de las siguientes opciones (o una combinación de ellas):
Veamos algunos ejemplos para el caso colombiano:
La transición de la creación de valor a la creación de valor compartido invita a las empresas a innovar en sus procesos productivos y a reconcebir sus productos y mercados. Al hacerlo, de paso, mejoran su posición competitiva, extienden sus mercados y producen beneficios sociales de gran impacto social.