Las dinámicas de violencia que se despliegan durante un conflicto armado afectan el desempeño de cualquier Estado; en especial, los conflictos armados debilitan la capacidad del Estado para satisfacer las necesidades básicas, garantizar la seguridad personal y colectiva, y mantener el orden y la seguridad de los ciudadanos.
El fin de un conflicto armado es una posibilidad inigualable para consolidar el Estado. Es un momento en el que se pueden llevar a cabo las reformas necesarias e iniciar la reconstrucción del tejido social que fue afectado por la violencia. Sin embargo, los retos de una sociedad en posconflicto no son pocos y existen altos riesgos de perder esta oportunidad, pues la finalización del conflicto trae consigo una reconfiguración de fuerzas y –algunas veces– el surgimiento y la consolidación de nuevos grupos al margen de la ley. La participación de las empresas en este proceso es fundamental.
El sector empresarial no solo puede ayudar al Estado en el desarrollo de sus iniciativas para recuperar las capacidades perdidas a nivel nacional y local, sino que también puede trabajar en el empoderamiento de la sociedad civil, por medio del apoyo de sus iniciativas organizativas y de la consolidación de relaciones que permitan un diálogo pacífico para discutir sus necesidades y posibles soluciones.
A continuación, se presentan los principales retos que deben afrontar el Estado y la sociedad colombiana en el posconflicto.